viernes, 26 de febrero de 2016


VIDA PARA VIVIR 
Reflexiones matutinas de levantarse a las 6 de la mañana


Sin duda, estamos en tiempos donde el absurdo gana terreno. Seguimos repitiendo una y otra vez patrones q no sirven para nada ni hacen un mundo más humano y libre. En realidad, vamos a todo lo contrario. Estamos en eso de sálvese quien pueda. Excepto algunas muestras valientes y atrevidas, llenas de energía guapa y crítica para seguir avanzando, donde la solidaridad se ejerce como pan nuestro de cada día , el resto es mera decadencia y vanidad. Tenemos tanto miedo a ser distinto q se opta por ser normal en vez de natural y de ahí a vivir en roles y estándares q no sabemos si son nuestros pero q hemos aprendido sin explicarnos ni el por qué ni el para qué . 

En el arte, poco o nada hay original ,se sigue bebiendo de lo hecho en los primeros años de s. XX hasta mediados de los 70 si bien con un discurso q quiere parecer contemporáneo pero no es más q el arte de vanguardia del siglo pasado hasta en lo Dada , que cumple 100 años de existencia y q vuelve con fuerza . Eso no significa q lo actual sea de mala calidad, hay propuestas muy buenas, excelentes incluso, pero no es original y, desde luego, no rompen con nada. Lo de q todo vale en el arte tengo mis serias duda porque creo en la capacidad del artista en ofrecer una visión del mundo evolucionado, siendo siempre un visionario capaz de transmitirnos los secretos que están detrás de las apariencias a través de las mentiras y no concibo tal gesto si no hay amor en ello ni una espontaneidad cultivada como manifestación de la belleza. Pero es mi humilde opinión.

En la política, estamos con una oligarquía q sigue sin querer marcharse desde antes de la Restauración y dejar paso a tendencias más atrevidas. El miedo al cambio es tan absurdo como impedir que después de la noche venga el día o viceversa . El ciudadano, estando harto de tanta mentira parece, sin embargo, no darse cuenta de la estupidez que supone seguir con este juego macabro de no levantarse y mandar al carajo las inútiles formas de pensamiento que nos llevan al desastre y decir basta ya de repetir una y otra vez lo mismo. Se sigue con la costumbre de no cumplir con el más elemental derecho como es votar porque se piensa q de nada sirve y no entienden que lo que no sirve o mejor a quién sirve es a quien sigue en sus poltronas de poder.

Hemos de mandar a fregar a políticos mediocres q sólo han cogido el puesto para trincar lo que puedan y más, dejándonos en la miseria. Nos quedamos callados como obedientes niños menores de edad y nadie dice que se vayan con viento fresco a su casa . No sabemos exigir a nuestros representantes que el que no cumpla , el que abuse de su poder o el que se aproveche, ha de asumir sus responsabilidades y pagar por ello porque seguimos sustentando con nuestros votos a los mismos y ellos saben q hagan lo que hagan nada les pasarán o muy poco , Entre blindajes y cara dura e indecencias, privilegios desorbitados con respecto al ciudadano al que ha de servir, entre deficiencia normativa respecto de sus obligaciones y lagunas legislativas en cuanto a sus responsabilidades políticas, patrimoniales y personales..., lo de ser político es para muchos todo un chollo.

Pánico en atrevernos a descubrir e imaginar aferrados a conceptos de vida donde la seguridad vendida por arengas políticas defasadas, mediocres y de mala retórica y peor oratoria, ganan terreno a la libertad , eso de q sin sacrificios no hay progreso y más. Tonterías varias por el estilo. Bien se han encargado la clase política dominante en robar muchas cosas pero una de las más importantes nada tiene q ver con lo material sino con algo mucho más sutil: el verdadero contenido de las palabras. Palabras que son pronunciadas en boca de políticos q la han desposeído de su contenido dejándolas en mero sonido, vacías y aniquilando su espíritu debido a sus gestos abominables. Hablan de libertad, justicia, igualdad y en sus actos reales y diarios hacen todo lo contrario. La libertad, es la de ellos, la justicia en función de quien pueda pagarla y la igualdad siempre que no mermen sus privilegios . La farsa está servida y nosotros nos la comemos.

La inercia en una educación destinada a domar en vez de enseñar a pensar, crear e imaginar , hace posible esta alienación en toda regla . Seguimos en la línea de hacer, no lo que nos gusta sino lo que es rentable .Todo se enfoca hacia la poseseión del dinero, el tener muchas cosas y no en ejercer la sencillez como forma de vida . Nos han inbuido en una forma de vida llena de preocupaciones y no de ocupaciones donde el ser consciente de cada momento es la mejor herramienta de vida ya que, a la postre, lo único q realmente tenemos es el aquí y ahora. Nuestra tendencia a la pereza, hace que no trabajemos con nuestras propias energías y nos acomodemos a que nos den hecho el trabajo de encontrar dónde está esa verdad que nos ha de servir para gestionar nuestras emociones y nuestro día a día .

Con todo, el planeta gira y el mundo se levanta todas las mañanas en la esperanza, en la confianza en q hay otra oportunidad . El poder hacer cosas q llenen el día con alimento nutritivo para sentir un poco de plenitud, A pesar de que ni ansiolíticos ni antidepresivos , que inundan el alimento diario de no pocas personas, levantan el ánimo, el mundo busca excusas necesarias para seguir y hemos de dársela. Cada uno ha de buscar sus fórmulas. Las más interesantes son las de vivir cada instante como si no hubiera mañana, hacer todo dando lo mejor y amado lo q se hace, ejercer la impecabilidad y aniquilar contradicciones procurando la sinceridad de uno mismo. Intentar ser feliz para que merezca la pena el día, y, sobre todo, amar más que querer, ya que sabemos que todo es provisional y con nada nos vamos, al igual que con nada llegamos excepto nuestra informacion escrita en el ADN y está para saberla hemos de vivir , acordarnos de nuestros recuerdos y buscar cada uno dónde está nuestro Paraíso.

domingo, 5 de diciembre de 2010

EL VALOR DE SER HUMANO


En estos tiempos donde el siglo XXI no parece ser tal y nuestra evolución como especie depende de un hilo de fe en el ser humano, se hace imprescindible hablar claro. Pero mejor aún, hacer, actuar conforme a lo que se habla.

Hartos de demagogia intelectual, incluso la de más alto nivel, el ciudadano de buena fe no sabe ya a que atenerse. Las contradicciones que nos asisten parecen haberse convertido en lo normal. “Aprender a vivir con nuestras contradicciones” nos dicen algunos. Sin embargo, lo deseable es solucionar esas contradicciones y aclararnos. Ir por la vida diciendo lo injusto, las malvadas acciones de otros , la importancia del dinero que olvida al ser humano…, y a continuación usar esos mismos argumentos para obtener el preciado metal, es poco más que un fraude. Si alguien quiere ayudar a despertar conciencias, no puede cobrar por ello lucrándose de la ignorancia de otros. Esta manera de actuar no es más que una forma de vivir que no dista de lo que tan vehementemente critica aquél que nos recuerda o que nos coloca frente a frente con nuestra moral y nuestra ética.

Cuántos en estos tiempos han salido con la ansiedad de explicar que estamos dormidos pero cobrando por esa información: Cursos, terapias, libros, reuniones, seminarios, maestros que surgen como setas , falsos brujos, chamanes de Hollywood y que sé yo cuántos personajes más que se nutren de un negocio próspero donde aparecen enganchados más de uno y de dos. La necesidad de fe, de confianza en nosotros, el que nos insuflen energía positiva aunque sea pagada, el que nos aporte un poco de esperanza en que todo puede arreglarse, en definitiva un poco de amor ante tanta indiferencia, nos hacen mendigos de cariño y de un poco de comprensión.

Se acude al psicólogo o psiquiatra para que nos de una clave para vivir sin la depresión y angustia que nos ahoga, pero tampoco parece que seamos capaces de salir de nuestra crisis. Medicamentos y barbitúricos de toda índole quieren ser la panacea a los problemas. Cada vez vivimos en una sociedad más enferma y débil, incapaz de enfrentarse con su verdad, quizá por preferir un mundo lleno de mentiras, de apariencia.

Empezar por nosotros mismos es la primera asignatura a superar. Actuar y no reaccionar ante los acontecimientos, ser protagonistas y no meros espectadores, exigir responsabilidad a los culpables cuando los haya. Llamo a la revolución individual a la revolución de todos y cada uno de nosotros a no consentir ni una maldad. Pero qué difícil es esto, cuánto valor se necesita!, es más fácil hablar de la vulneración de los derechos que proteger el nuestro y el de nuestro prójimo más cercano. Somos capaces de sentir rabia por las injusticias que se cometen a kilómetros de distancia de nosotros, pero ni nos inmutamos cuando ésta la sufre el que está a nuestro lado. Las contradicciones se descubren en el actuar diario, somos capaces de callarnos y no mover ni un sólo dedo por temor a perder nuestra próspera vida, aunque estemos viviendo y siendo testigos directos de la maldad y el abuso que se está cometiendo con nuestro compañero de trabajo, con nuestro amigo, con el ser más cercano, con nuestro prójimo al que decimos que queremos. Justificamos que no tenemos opción, que sólo podemos mirar hacia otro lado ante los atropellos que se cometen a nuestro alrededor y el “sistema” creado por todos, nos va haciendo cada vez más depredador, más hipócrita, que se alivia con poder hablar de las injusticias, de lo mal que está todo, de la maldad que cometen otros sin saber que todo parte de uno, que uno más uno son dos y otro más son tres.

Cada uno en nuestro metro cuadrado hemos de tener el valor de romper con la farsa en la que estamos inmersos. Cada uno en nuestro espacio puede hacer posible que por la maldad que se cometa se castigue al culpable, que cada abuso de poder que se realice hacia otro ser, se vea frenado por alguien que no lo permita y proteger al que no puede luchar sólo estando a su lado. Impedir aquellos que campan a sus anchas ejerciendo el mal porque nadie tiene valor para pararlo. No es cuestión de que todo esto se frene con violencia, es más, está no es ni siquiera necesaria, sólo hace falta el valor del ser humano capaz de actuar como humano, con su miedo pero sin ser un cobarde, con la confianza que por encima de todo mal ha de reinar el bien…, pero claro eso es de ingenuos.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

ES HORA DE DESPERTAR

 
Nuestro organismo tiene cinco sentidos,  a veces más, estos sentidos son nuestros informantes, son los instrumentos que tenemos a nuestro servicio para conocer.
El don del libre albedrío para poder elegir voluntariamente el bien y el mal, necesita de la ayuda de los sentidos, que pueden ser erróneos debido a los defectos adquiridos durante toda una existencia. A estos defectos algunas religiones les dan el nombre de pecados, otros aflicciones y otros ego o Yo psicológico. La verdad es que lo llamen como lo llamen hacen que los informes que  facilitan a nuestros sentidos no sean exactos. 
La educación es muy responsable  que estos defectos no sólo se produzcan sino que no sepamos como resolverlos ni transmutarlos en virtudes que nos conduzcan al éxito espiritual y material. La educación que recibimos sólo sirve para adquirir el conocimiento básico para nuestro comportamiento en la sociedad, el manejo de las cosas que el hombre acepta como conocidas pero no nos prepara para nada más. No nos ayuda en la tarea de la conciencia de ser.
Es esencial que alcancemos  una transformación física, psíquica, social y espiritual, que nos  permita conocernos a nosotros mismos, conocer nuestros propios defectos y errores, pues de ese ejercicio va a depender nuestra paz, nuestra felicidad. Observarnos detenidamente desde el ángulo que no somos UNO sino muchos, significa obviamente haber iniciado el trabajo serio sobre nuestra naturaleza interior "Noce Te Ipsum".
Realmente el ser humano es una máquina que no tiene libertad de movimientos, funciona únicamente por múltiples y variadas influencias interiores y choques exteriores. Todos los movimientos, actos, palabras, ideas, emociones, sentimientos, deseos, son provocadas por influencias exteriores y por múltiples causas interiores extrañas y difíciles. Un títere parlante con memoria y vitalidad, un muñeco viviente que tiene la tonta ilusión de que puede hacer, cuando en realidad nada puede hacer. Una legión de yoes,  defectos o pecados nos controlan impidiendo que salga nuestra conciencia, nuestra alma y vamos por la vida soñando, dormidos. Arrasándolo todo sin escrúpulos, devorándonos sin piedad, sin ser dueños de nuestra libertad. Raros, muy raros son los momentos en que la conciencia está despierta; trabajamos,  conducimos coches, nos casamos, morimos…, con la conciencia totalmente dormida y sólo en momentos muy excepcionales despierta.
La vida del ser humano es una vida de sueños, pero creemos que estamos despiertos y jamás admitiremos que estamos soñando, que tenemos la conciencia dormida: alguno si llegara a despertar se sentiría espantosamente avergonzado consigo mismo, comprendería de inmediato su payasada, su ridiculez. Esta vida puede ser espantosamente ridícula, horriblemente trágica y rara vez sublime. De nada sirve toda una vida de estudio en escuela o Universidad si  somos autómatas dormidos.
Cierto es que no resulta tarea fácil eliminar las emociones negativas; perder toda identificación con nuestro propio tren de vida; problemas de toda índole: negocios, deudas, hipotecas, teléfono, etc, pero esta identificación de nuestros problemas nos hacen abstraernos de nosotros mismos. Andamos soñando, fascinados con nuestros problemas. Se hace necesario más que nunca el trabajo sobre uno mismo, transformarnos en seres humanos despiertos, ocuparnos del momento presente en que nos encontramos. Necesitamos aprender a vivir de instante en instante. Vivir en plena atención, en plena auto-observación, vivir alerta a lo que pensamos, sentimos y actuamos. Es definitivo, hay que dejar de soñar, de vivir fascinados e identificados con todos los problemas y empezar a resolverlos. Es necesario que eliminemos radicalmente de nuestra naturaleza interior todo lo que nos hace abominables: la ira,  envidia,  soberbia,  codicia…, todos esos yoes que habitan en nuestro interior y que se han convertido en dueños de nuestra casa. Hacer un inventario para saber cuánto nos sobra y cuánto nos falta, para así tener verdadera capacidad de hacer y quedarnos con nuestro ser verdadero. Sentir que esta vida la vivimos nosotros mismos y no otros que se adueñan de nuestro espacio, de nuestro tiempo. Vivir. 

domingo, 1 de agosto de 2010

AMA AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO: EL EGOÍSMO SANO

Lo que elijamos de bueno para nosotros, démoslo a otra persona. Si elegimos ser feliz, hagamos que otra persona sea feliz. Si elegimos ser próspero, hagamos que otra persona sea próspera. Si elegimos más amor en nuestra vida, hagamos que los demás tengan más amor en la suya.
Hagamos esto con sinceridad no sólo porque busquemos un beneficio personal, sino porque en realidad deseamos que la otra persona tenga eso y todas las cosas que demos vendrán a nosotros. No obstante, cuando damos algo a alguien con pureza de corazón, porque comprendes que lo desea, lo necesita y debe tenerlo, entonces descubriremos que lo tenemos para darlo.
Con frecuencia, la verdad resulta incómoda. Sólo conforta a aquellos que no desean ignorarla. Entonces, la verdad no sólo se vuelve confortante, sino también inspiradora.
Mucha falsedad rodea el concepto de egoísmo. Nos han mentido tanto… Si intentáramos definir el egoísmo en sentido estricto deberíamos hacerlo como el amor por uno mismo. Hemos de diferenciarlo de los conceptos egolatría y egocentrismo, o incluso narcisismo. Entonces, ¿qué es el egoísmo, es malo o no?.
Solemos pensar que el problema del egoísta no está en que se quiera sino en lo desmedido de ese amor, "si uno se quiere demasiado a sí mismo no tiene espacio para querer a los otros…", pero esto no tiene nada que ver con el verdadero egoísmo, con lo que se ha dado en llamar “el egoísmo sano”.
Sabemos que no es bueno para nadie individualmente ni para la humanidad que cada uno se quede mirándose el ombligo;  el egoísmo visto así es una cosa tan nefasta que al que hace daño en primer lugar es a quien lo padece. El ser que sólo ve su ego y quiere alimentarlo a toda costa, caiga quien caiga, no es más que un enfermo lleno de complejos, incapaz de amar y carente de cualquier tipo de empatía con los demás seres. No obstante, por quererse mucho uno no se queda sin espacio para querer a los demás, sino todo lo contrario. Existen algunas personas que no quieren a nadie, pero su  motivo no está en su demasiado amor por si mismo. Será un antisocial, un negado o un resentido, pero eso no es ser egoísta.
La psicología demuestra que el amor por el otro proviene y se nutre de la propia capacidad de amar que comienza con la capacidad de amarse a sí mismo. No hay amor que no empiece en el amor que uno se tiene y por lo tanto quien dice que quiere mucho a los demás y poco a sí mismo, miente. En todo caso habrá diferentes maneras de ser egoístas, y dependerán de quién soy y no de cuánto me quiero. Habrá un egoísmo bueno y sano, que es el que sienten aquellos de corazón bueno y sano. Y habrá un egoísmo enfermo, el que sienten los mezquinos, los envidiosos, los canallas, los miserables, los psicópatas incapaces de conectarse con el amor al prójimo.
El egoísmo sano no quiere decir interés propio, ni complacencia personal ni egocentrismo, es todo lo contrario. Si eres capaz de estabilizarte emocionalmente teniendo lo que necesitas, siendo  feliz con capacidades para realizar los objetivos  que te has propuesto, eres mejor donante de respuestas positivas hacia los demás (nadie da lo que no tiene). Dejarlo todo por alguien, dedicarte en cuerpo y alma a los hijos u otro ser, sin la certeza de que eso es lo que quieres de verdad y te hace feliz realmente,  genera un desasosiego que se hará eterno. Si tú estás completamente bien, lo que te rodea estará bien.
El egoísmo sano, es la llave que abre la puerta a una vida de libertad. El ser altamente abnegados, sacrificar nuestras necesidades, preferencias y deseos con el fin de satisfacer las de los otros, o su versión contraria, el ser alguien incapaz de conectar con el amor de los demás, son actitudes que suelen nacer del miedo. La abnegación,  es el sello de una infancia en la que el niño se ha sentido temeroso, impotente, desvalorizado, en la que se han descuidado o pasado por alto sus verdaderas necesidades, deseos y preferencias; en la que se le ha juzgado injustamente y en la que sus esfuerzos, capacidades y logros rara vez se han valorado o apreciado.
Aunque una persona haya cambiado su propia felicidad por la de los otros (y a la larga sea su mayor error), no por esta decisión ha de sentirse culpable, ya que lleva funcionando en la vida así demasiado tiempo como para poder cambiar en un ahora tan cercano. No es defecto suyo directamente, aunque como humanos que somos, los sentimientos de sacrificio personal y falta de reciprocidad nos encogen el corazón, de tal manera, que nos hace sentirnos totalmente anulados y francamente mal a todos los niveles. La abnegación continuada puede llevar a periodos de depresión, inquietud o ansiedad, impaciencia,  ataques de rabia o deseos de llorar inexplicables. Suelen ser los síntomas clásicos que indican que, en realidad, aunque no sabemos verlo, estamos hambrientos de ternura y reconocimiento. En el gran ámbito del sacrificio por los demás, estas señales de aviso suelen pasar inadvertidas. Estas situaciones nos crean una gran cantidad de estrés y se suele romper con somatizaciones de dolencias físicas, agudas o crónicas.
Por otro lado, el vivir con un comportamiento donde no se ve al otro aunque esté al lado, mirarse el ombligo pensando que sólo él o ella es el que sufre, con una importancia personal desmedida que no sabe apreciar la del otro, o lo envidia pero reprime expresar esta envidia abiertamente, se fagocita con su propia mentira y su ansiedad.
Para amar al prójimo hemos de saber amar empezando por nosotros mismos. Lo que no quiero para mi, por ser algo horrible, abominable …, no lo quiero para los demás. Resulta difícil que alguien te quiera cuando no sabe quererse a sí mismo con la suprema bondad del amor.

sábado, 24 de julio de 2010

LA LIBERTAD DEL ALMA

 
La vida es un proceso constante de creación. Cada minuto creamos nuestra realidad. La decisión tomada en un día, quizá no es la misma que tomaríamos hoy o mañana. No obstante, todas las veces que elijamos, elegimos lo mismo.
Cuando "adoptamos una decisión" acerca de algo, ponemos en marcha al universo. Se mueven fuerzas que escapan a nuestra  comprensión, energías que interactúan creando vida. Cuando enfocamos un propósito, nos concentramos en él permaneciendo firmes, eligiendo con todo nuestro corazón, siguiendo adelante, nuestra alma empieza a crear  no a reaccionar. El alma sabe que la experiencia que estamos teniendo, es una experiencia que estaba asentada antes de que tuviésemos conocimiento de ella. Es pre-sente. Ya está en camino antes que lo busquemos. Cada momento actual es un regalo del cielo, de ahí su nombre de “presente”. El alma busca intuitivamente y su intención es conocerse a sí misma, conocernos, por entender que el tu y yo son UNO, aunque la mente con nuestro ego niegue esa verdad y el cuerpo la siga en esa negación. Es importante que llegado un momento de gran decisión, busquemos el alma, ya que ésta entiende lo que la mente no puede entender. 
 
Si pasamos el tiempo tratando de establecer que es lo mejor, eligiendo con cautela, las decisiones pueden ser interminables nadando en un mar de expectativas donde es fácil ahogarse.  Escuchar al alma que habla a través de los sentimientos, es nuestra verdad a respetar . Nuestra verdad es lo mejor para uno mismo. Siempre podemos filtrar nuestros sentimientos a través de nuestra mente, analizarlos. “Racionalizar nuestros sentimientos”, me dijo alguien una vez que era infeliz. Hay libertad para ello pero si elegimos la racionalización no sabremos quienes somos realmente.
Cuando somos capaces de crear una experiencia basada en nuestra verdad de ahora en vez de reaccionar basándonos en una verdad pasada, generamos nuestro SER. Si nos lleva tanto tiempo crear la realidad que elegimos es porque no vivimos nuestra verdad. Conozcamos nuestra verdad y la verdad nos hará libres. Lo importante es cómo expresamos nuestra verdad, yo elijo hacerlo con amor. Tenemos tanto miedo a causar o enfrentar posibles desavenencias que ocultamos nuestra verdad por completo. Pero no podemos asumir la responsabilidad en razón del favor con que otro acepta nuestra verdad, solo podemos asegurarnos que se ha comunicado bien, es decir, clara, amorosa, compasiva, valiente, plena, la verdad llana y si quieres brutal, pero no negativa.
No hay que confundir sentimientos con un modelo falsificado que es construido por nuestra mente, los pensamientos.  El mayor reto como ser humano es  el Ser Consciente, el Aquí Ahora . Sin embargo, llega un momento en que empezamos a construir pensamientos a su alrededor. En vez de estar en el momento, permanecemos fuera y lo juzgamos. Entonces, reaccionamos. Es decir, actuamos como lo habíamos hecho antes.
Dos palabras marcan una diferencia fundamental: REACTIVO y CREATIVO
Sólo al mover la "C" y colocarla en su sitio correcto, nos volvemos Creativos, en vez de Reactivos. Cuando llegamos limpios a cada momento, sin un pensamiento previo, sin prejuzgar, podemos crear quienes somos, en vez de re-accionar como quién fuimos una vez, producto de nuestra mente. Viviríamos en un proceso de creación y no de representación.
Es difícil que el ser humano racional ignore la experiencia previa en el momento en que ocurre algo. Es incluso normal invocar todo lo que uno conoce sobre el tema y responder a partir de esa base. Puede ser normal, pero no es natural. "Normal" significa algo que se hace generalmente. Según nuestra doma, educación,  intelectualidad. "Natural" es cómo eres cuando no estás tratando de ser "normal".
Natural y normal no son lo mismo. En un momento dado podemos hacer lo que hacemos normalmente o podemos hacer lo que proceda de modo natural. Nosotros elegimos.
 

viernes, 16 de julio de 2010

LA CONCIENCIA DEL SER

 
 
  El intento del hombre para expresar su amor, traerá como resultado la paz en la tierra. Valorar su poder o efecto, puede cambiar totalmente las acti­tudes entre las personas. Cuando se practique, po­drá revolucionar al mundo.
El problema espiritual inmediato al que los seres de buena voluntad se enfrentan, es contrarrestar gradualmente el odio.
La clave de las dificultades que sufre la humanidad,  se debe a que recibió y no dio, aceptó y no compartió, acumuló y no distribuyó. Esto ha implicado el quebrantamiento de una ley que ha colocado a la humanidad en una posición de culpabilidad.
La humanidad nunca ha vivido realmente de acuerdo a la enseñanza recibida, a la formación espiritual trasmitida,  no ha sido expresada como se espera­ba. Los hombres no viven de acuerdo a lo que saben ni po­nen en práctica sus conocimientos;  están controlados por los deseos y ambición en vez de por el conocimiento inter­no. Nos tienen bien cogidos los pecados capitales, que nos angustian, pero que no estamos dispuestos que nadie venga y nos diga que los tenemos. Y pensar que la única forma de quitarlos de encima es que lo reconozcamos, que aceptemos nuestra mala educación para empezar a educarnos en el amor…
La sociedad está cubierta por un manto de morbosidad donde todos somos partícipes. Nos encanta el morbo de conversación y marearnos en  palabras huecas, sin sustancia, por muy bellas que parezcan aparentemente. Aburre el entrar a debatir con ánimo de aprender, actuar sin hipocresía, llevar a la práctica nuestros buenos deseos como ejercicio de libertad. Profundizar sobre las cuestiones y ahondar sobre las soluciones, todo esto pasa por el dato de una actitud responsable con el mundo y con uno mismo.
Es preferible la frivolidad antes que la sinceridad. La ironía y el cinismo antes que la frescura del que habla abiertamente, del que se expresa sin trampa ni cartón. Es más aceptado y divertido el ser  inconsciente que el ser consciente. No queremos escuchar. No queremos que se nos diga nada que suponga un desajuste en nuestro metro cuadrado existencial. Aunque estamos en una era donde la capacidad de obtener información es extraordinaria, no queremos saber. Aunque estamos más cerca que nunca de comunicarnos con medios a nuestro alcance, no queremos expresarnos, sólo hacer correr un tupido velo que oculte nuestros verdaderos sentimiento.  Es más divertido engañarnos que ver nuestra verdad. 

miércoles, 14 de julio de 2010

LA VERDAD SEGÚN GANDHI

 
 
Qué es la verdad? El asunto contiene sus dificultades. En lo que me concierne, las he resuelto diciendo que es la voz interna que nos habla. Me preguntarán: ¿Cómo sucede entonces que hay diversos espíritus que conciben verdades disímiles y hasta opues­tas? Ocurre que el espíritu humano tiene que pasar por innumerables intermediarios antes de elaborar una conclusión, y su evo­lución no es la misma en todos.
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La verdad jamás daña a una causa justa.
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En la verdad, percibo la belleza: La des­cubro a través de la verdad. Todo lo que es verdad, no apenas las ideas exactas, sino también los rostros francos, los retratos fie­les y los cantos más naturales son objetos de belleza, e inclusive de inmensa belleza a veces. Son poquísimos los que saben dis­cernir la belleza que emana de la verdad.
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Sin duda, lo que a uno puede parecer un yerro manifiesto, a otro puede parecerle sabiduría pura. Y nada puede hacer, aun­que sea víctima de una alucinación.
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No tengo nada nuevo para enseñarle al mundo. La verdad y la no violencia son tan antiguas como las montañas. Todo lo que hice fue tratar de experimentarlas en la mayor escala posible.
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El silencio ayuda mucho a quien, como yo, procura la verdad. En un estado de si­lencio, el alma encuentra el sendero ilu­minado por la luz más clara, y lo que era esquivo y engañoso, es resuelto por una claridad cristalina. Nuestra vida es una prolongada y ardua búsqueda de la ver­dad. Y para alcanzar la cima más elevada, el alma requiere reposo interior.
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Las creaciones realmente bellas apare­cen cuando surge la comprensión verda­dera. Si estos momentos son raros en la vi­da, también son raros en las artes.
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La verdad es como un inmenso árbol que brinda más y más frutos cuanto más se lo nutre. Cuando más hondo se excava en la mina de la verdad, más ricos son los des­cubrimientos de las gemas allí existentes, lo cual abre todavía mayores variedades de servicio al prójimo.
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Cuando la contención y la cortesía se unen a la fortaleza, esta última se vuelve irresistible.
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Si aspiramos a ser hombres que caminan con la cabeza erguida y no sobre cuatro patas, comprendamos de una vez por to­das que debemos someternos voluntaria­mente a la disciplina y a las restricciones... Satyagraha  (Fortaleza de la verdad) no comienza ni termina con la desobediencia civil.
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En todas partes veo que cunden la exa­geración y la mentira. Pese a todos mis es­fuerzos, no alcanzo a saber dónde se es­conde la verdad. No obstante, tengo la im­presión de que me aproximo a ella, a me­dida que disminuye la distancia que me separa de Dios.
SATYAGRAHA
Satyagraha es gentil, jamás lastima. No puede ser resultado de la ira o la malicia. ja­más hace estrépito, nunca es impaciente ni vocifera. Es el opuesto directo de la com­pulsión. Se concibió como sustituto com­pleto de la violencia.
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Si tuviéramos una visión plena de la ver­dad, ya no buscaríamos a Dios, sino que seríamos uno con él, porque la verdad es Dios. Mientras no lo logremos, seremos imperfectos. Por consiguiente, la religión -tal como ia concebimos- también tiene que ser imperfecta: está sujeta a evolución.
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La palabra satya (verdad) deriva de sat que significa "ser". Nada es o existe real­mente, excepto la verdad. Tal es el motivo de que sat o verdad sea quizás el nombre más importante de Dios. En efecto, es más correcto decir que la verdad es Dios que decir Dios es la verdad.
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Satyagraha es una fortaleza que pueden ejercer tanto los individuos como las comu­nidades, tanto para cuestiones políticas co­mo domésticas. Su aplicabilidad universal demuestra lo perdurable e invencible que es. Pueden usarla indistintamente hombres, mujeres y niños. Y es absolutamente falso decir que a esta fuerza la utilizan solamen­te los débiles mientras son incapaces de en­frentar a la violencia con violencia.
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La devoción a esa verdad es la única jus­tificación de nuestra existencia. Todas nuestras actividades deberían estar centra­das en la verdad. La verdad debería ser nuestro aliento de vida. Una vez que el pe­regrino llegue a esa etapa de su evolución, las demás reglas del correcto vivir surgirán sin esfuerzo, siendo instintiva la obedien­cia a tales reglas. Sin embargo, sin la ver­dad sería imposible observar ninguna regla o principio de vida.
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Verdad (satya), que implica amor, y fir­meza (agraha), confluyen y por lo tanto sir­ven como sinónimo de fortaleza. De ese modo comencé a llamar al movimiento hindú, es decir, satyagraha, la fuerza no violenta que nace de la verdad y el amor, y desistí de usar la denominación "resis­tencia pasiva".
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Al haberme iniciado en satyagraha, he advertido que si se quiere alcanzar la ver­dad, en vez de recurrir a la fuerza hay que apartar al adversario de su error, con pa­ciencia y bondad. Porque lo que a unos les parece verdad, a otros puede parecerles falso. Por otra parte, esa obra de paciencia significa que uno debe hacer recaer sobre sí todos los padecimientos necesarios. De este modo, la verdad se da a conocer, no por sufrimientos infligidos a los demás, si­no por los que uno se impone.
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La belleza de satyagraha es que viene hacia ti, no hace falta que salgas en su búsqueda.


MI COMENTARIO

La verdad se encuentra en cada corazón humano y tenemos  que buscarla allí. Debemos dejarnos conducir por la verdad, del modo en que la concibamos. Pero nadie tiene el dere­cho de forzar a otros a que actúen.